Debemos prestar especial atención al cuidado de la piel en los meses de más frío ya que ésta se reseca con mayor facilidad.
El frío, la lluvia, la humedad, el viento, la polución, el contraste del frío del exterior al calor de los interiores y otros agentes dejan la huella del invierno en tu piel: son la deshidratación, los eczemas, las arrugas, etc. ¿Y qué podemos hacer para que todo esto no ocurra? Muy sencillo, llevar a cabo un cuidado de la piel específico para que cuando termine el invierno, descubras que tu piel ha respondido agradecida a los cuidados que le has dado.
Enemigos por los efectos del frío.
El cuidado de la piel
Cuidar nuestra alimentación es básico todo el año, sin embargo, los cambios de temperatura hacen que nuestros hábitos alimenticios cambien, deberemos añadir a nuestra dieta comidas más energéticas y con aportes extras de vitaminas, así como evitar el abuso de cafés y de comidas con exceso de picantes que puedan producir efectos sobre la circulación sanguínea y que invariablemente hará que tengamos mayores problemas de piel.
Vitaminas como C y A, esta última, protege la piel de las agresiones del frío y la mantiene tersa, suave y sana, protegiéndonos de la formación de sabañones.
Si tienes pensado practicar deportes invernales, como el esquí, la travesía, etc., protege especialmente tu piel, factores de protección solar muy altos, e incluso llegando a filtro total, nos protegerán de las típicas quemaduras invernales. Recuerda que el sol incide de forma especial en la nieve, provocando un aumento de la radiación rebotada que puede quemar en minutos nuestra piel.
No abuses de las prendas muy cerradas o apretadas que no permiten la transpiración adecuada, esto hará que el cuerpo no pueda autorregularse y se puedan producir problemas en la piel.
Por los efectos del frío, el cuidado de la piel que hay que llevar a cabo es algo diferente a las épocas de más calor. Los ambientes en los que el aire acondicionado o la calefacción son una constante, bien sea en el hogar o en nuestro trabajo, así como el viento y frío que padecemos en las calles, resecan de forma considerable nuestra piel, por lo que no solo debemos continuar con los cuidados del resto del año si no reforzarlos.
Las cremas hidratantes de invierno deben tener un aporte extra de grasa que ayudará a nuestra capa natural a protegerse de las inclemencias, esta grasa hidrolipídica es nuestro abrigo natural.
Atención especial merecen también nuestras manos y labios, estos últimos sufren como el que más las inclemencias del tiempo, resecándose y abriéndose, produciendo molestas sensaciones. El cuidado de la piel se hará con productos específicos que los hidraten y protejan.
Las manos deberán ser protegidas mediante cremas especiales con bases de urea, que harán que nuestra piel resista mejor la temperatura y no se resequen.
Evita la costumbre de acercarte rápidamente a la calefacción o fuentes de calor cuando vuelvas de la calle, estos cambios bruscos de temperatura pueden provocar sabañones muy dolorosos, es mejor que te vayas aclimatando poco a poco a la temperatura del nuevo ambiente.
Retira rápidamente las prendas mojadas o incluso, si puedes, cambia de ropa por una que se encuentre ya en el hogar o trabajo, hará que tu cuerpo lo agradezca.
Las claves del cuidado de la piel:
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