La homeopatía es una terapéutica apta para toda la familia. Los medicamentos homeopáticos se pueden administrar en niños y adultos, y pueden usarlos todo tipo de pacientes incluidos mujeres embarazadas o personas polimedicadas.
En el caso de los niños, indicar que los medicamentos homeopáticos se pueden emplear para el tratamiento de trastornos comunes y específicos de los más pequeños de la casa. De hecho, según un estudio reciente, el 23% de las mujeres entre 30 y 39 de mujeres usuarias de homeopatía señala que la utiliza para aliviar las afecciones de sus hijos.
La homeopatía para niños ofrece buenos resultados en trastornos frecuentes en los más pequeños de la casa, como por ejemplo los cólicos del lactante, la salida de los primeros dientes, dermatitis del pañal, otitis, infecciones de las vías respiratorias altas, etc.
En las épocas de más frío si nuestros pequeños se han resfriado podemos recurrir a la homeopatía para tratar los síntomas característicos de los catarros comunes, tales como tos, dolor de garganta, mucosidad, dolores musculares, etc.
Si tienes dudas puedes consultar con un pediatra formado en homeopatía, ya que esta terapéutica también se ha mostrado eficaz para los resfriados recurrentes como puede ocurrir en algunos niños. Además, como no se han descrito efectos adversos relevantes asociados a su toma suelen ser recomendados en pediatría.
De igual modo, estos fármacos tienen la ventaja de que suelen ser bien tolerados por los pequeños. Los gránulos y glóbulos, las formas farmacéuticas más comunes de estos medicamentos, son pequeñas esferas de sacarosa y lactosa que se deshacen debajo de la lengua (vía sublingual). El sabor de estos fármacos es además ligeramente azucarado lo que facilita su aceptación por los niños.
Si les cuesta un poco tomárselo, se pueden disolver en un poco de agua. En el caso de bebés, es posible disolverlos también en el biberón, pero sin calentar.
Recuerda además que si tu hijo está resfriado debes tener en cuenta una serie de recomendaciones:
Mantener una higiene adecuada en las manos y fosas nasales limpias.
Hidratarle correctamente, con la ingesta adecuada de agua.
Evitar los cambios bruscos de temperatura.
Enseñarle a estornudar o toser tapándose la boca, para evitar contagios.
Cuidar la alimentación, introducir alimentos con vitamina C, potenciar la lactancia materna.
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