Como parte de nuestra rutina diaria en el cuidado de la piel, debemos incluir la higiene facial y es que una piel limpia es sinónimo de piel sana y saludable. La limpieza facial nos permite eliminar las células muertas que se acumulan en la parte más superficial de la piel, conseguiremos así que los tratamientos dermocosméticos que utilicemos a posteriori penetren mucho mejor siendo más efectivos. ¿Cómo debemos realizar la higiene facial? Todo depende del tipo de piel que tengamos. Aquí encontrarás aguas micelares, exfoliantes, geles... para que puedas llevar a cabo tu limpieza facial correctamente y con los productos adecuados.
En función del tipo de piel que tengas, te irán mejor unos productos que otros a la hora de realizar la limpieza facial.
Piel normal: Los limpiadores suaves y sin fragancia suelen ser adecuados para la piel normal. Opta por limpiadores en gel o espuma que no sean demasiado agresivos.
Piel seca: Busca limpiadores suaves y cremosos que contengan ingredientes hidratantes como aceites naturales o glicerina. Evita limpiadores que contengan alcohol o fragancias fuertes, ya que pueden ser deshidratantes.
Piel grasa: Los limpiadores en gel o espuma que contengan ingredientes como ácido salicílico o ácido glicólico pueden ser beneficiosos para controlar la producción de sebo. Evita limpiadores demasiado ricos o cremosos que puedan obstruir los poros.
Piel mixta: Puedes optar por un limpiador suave en gel que sea adecuado tanto para la zona T (frente, nariz y barbilla) como para las áreas más secas del rostro. Evita productos demasiado agresivos que puedan resecar en exceso las áreas secas.
Piel sensible: Busca limpiadores sin fragancia y con fórmulas suaves que no contengan ingredientes irritantes como sulfatos o alcohol.
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